Odiaba las
paredes blancas. El ir y venir de los médicos me ponía nerviosa. Estábamos
todos sentados en esas incómodas sillas de la sala de espera del hospital.
-¿Familiares
de Vanesa Pérez?
Todos
levantamos la cabeza. Sus padres se levantaron rápidamente.
- Ha sido un
golpe muy fuerte y está en coma. Las próximas 48 horas serán decisivas.
- ¿Podemos
pasar a verla? -preguntó Álvaro.
- Sólo
familiares.
Sus padres
salieron de la salita. Me senté de nuevo y apoyé la cabeza en el hombro de
Blas. Una lágrima se derramó por mi cara.
- No llores
princesa.
- ¿Cómo no
voy a llorar? Está en coma.
- Es todo
por mi culpa. -intervino Álvaro.
- Es algo
que le puede pasar a cualquiera. -le consoló Carlos.
- No te
tortures más Álvaro. -añadió Alba.
Patri se
levantó. <<Voy al baño>> dijo. Me levanté y fui con ella. Cuando
salimos, Carlos preguntó.
- ¿Sabéis
qué le pasa a Patri?
- Serán
cosas de chicas. -respondió Dani.
Los padres
de Vane volvieron a la sala de espera.
- Álvaro,
entra tú.
- ¿Yo?
- Sí, tú.
Nos han dicho que es bueno hablarla.
Álvaro se
levantó y fue hasta la habitación donde Vane yacía tumbada en una cama, rodeada
de tubos y cables. Se sentó a su lado.
- Hola
preciosa. Me han dicho que te hable, pero yo no sé qué decir. Desde el momento
en que entraste por la puerta en aquel cumpleaños supe que algo se agitaba en
mi interior. Ahora sé lo que se siente cuando se tienen mariposas en el
estómago. -miró hacia arriba para evitar que brotaran las lágrimas. -Siento
mucho todo esto. Soy yo el que debería estar ahí. Soy yo el que tiene la culpa
de todo aunque los demás lo nieguen. Te quiero Vane. Nunca pensé que se podía
querer a una persona tanto como yo te quiero a ti. Te necesito. Necesito que
vuelvas a mirarme con tus preciosos ojos claros. Necesito que tu sonrisa me
reciba cada día. Necesito que vivas Vane. Te necesito como los peces al agua, como
el aire para respirar. Sin ti mi vida no tiene sentido. Te amo Vane.
Nada. La
máquina seguía respirando por ella.
Álvaro
retiró con cuidado la mascarilla que cubría la cara de la chica. Se acercó con
cuidado y dejó que sus labios rozasen los de ella. Quizá en un cuento este tipo
de cosas funcionaban para despertar a la princesa pero, por desgracia, esto es
la vida real.