martes, 11 de febrero de 2014

Capítulo 21 ~ Prometiste que no lo volverías a hacer.

Dani salió corriendo de la habitación.

- ¡Enfermera! ¡Enfermera! –gritó en el pasillo.

Una joven enfermera se acercó corriendo hacia Dani.

- Dicen que se ha movido.

La enfermera entró en la habitación. Vane había abierto los ojos. Álvaro también entró y miró a Vane.

- Veamos, voy a llamar a un médico para que le hagan unas pruebas y después comprobaremos la movilidad. ¿Dónde están los padres?
- Han ido a casa a por la hermana pequeña. –informó Álvaro.
- Está bien, avisadme cuando lleguen.

Los tres asentimos. Alba y Coraima llegaron junto con David y Carlos. Les contamos todo lo que nos habían dicho. Pasaron también a la habitación. Blas se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza. Le abracé por la cintura ya que las piernas me temblaban tantísimo que, entre eso y que apenas me sentía con fuerzas, no había capaz de levantarme de la cama. <<¿No tienes nada que contarme?>> me susurró al oído.
Me quedé pálida. No había haberse enterado. Nadie lo sabía… nadie excepto Patri, que me miró con cara de culpabilidad. Estaba alucinada. No podía creer que mi mejor amiga le hubiese contado mi secreto. Mi enfermedad. Carlos me miró.

-¿Estás bien María? –me preguntó mientras los demás me miraban.
- Sí, claro… es sólo… la emoción. –respondí. –Tengo que ir al baño, ahora vuelvo.
- Te acompaño. –dijo Blas.
- No, prefiero ir sola.

Salí de la habitación y me dirigí hacia el baño. Una vez dentro, pensando que estaba sola, me recogí el pelo y vomité. Abrí la puerta, me mojé las manos y me limpié la cara. Cuando salí del servicio me la encontré. Abrió otra vez la puerta y me empujó hacia dentro.

- Me prometiste que no lo ibas a volver a hacer.
- No puedo evitarlo. Todo esto me está sobrepasando.
- Pero Vane ya está bien.
- No, no lo está, todavía tienen que hacerle pruebas. –dije mientras me dejaba caer al suelo y enterraba la cabeza entre mis manos.
- Pero va a estar bien.
- ¿Por qué se lo has contado? –pregunté cambiando de tema.
- Tiene derecho a saberlo. Y, aun así, te va a apoyar.
- Nadie quiere a su lado a una persona enferma. –respondí.

- Yo no quiero a una persona enferma. Yo te quiero a ti. –irrumpió alguien en el baño.

viernes, 7 de febrero de 2014

Capítulo 20 ~ ¡Se ha movido!

Pasamos por delante de la sala de espera. No había nadie. Fuimos hacia la habitación de Vane, allí estaban todos. Las piernas me temblaban.

- ¿Y? ¿Qué os han dicho? –pregunté.
- Todavía nada, pero los médicos están demasiado serios. –contestó David.
- Tranquila, seguro que todo va genial. –me animó Blas.
- ¿Y sus padres? –pregunté.
- Les han llamado hace un ratito. –dijo Carlos.
- ¿Y Álvaro? –preguntó Blas.
- Se ha ido con ellos. –respondió Alba.

Médicos y más médicos pasaban a nuestro alrededor. Mientras, en la habitación de Vane, una enfermera le cambiaba las botellas de suero y tiraba las gastadas a la basura. Salió de la habitación. Me acerqué a ella y le pregunté si podía pasar a ver a mi amiga, a lo que respondió afirmativamente. Una vez dentro, me acerqué a Vane y le susurré al oído:

- Vas a ponerte bien. –Y después añadí. –Vamos a ponernos bien.

No pude evitar que una lágrima cayese de mis ojos.
De pronto, alguien abrió la puerta de la habitación. Era Patri.

- Tenemos que hablar y… bueno… quería que os enteraseis las dos.
- Pero Vane… -contesté.
- Dicen que, aunque esté en coma, podría oírnos.
- Pues entonces dinos. Te escuchamos. –dije esbozando una sonrisa.
- El otro día, Carlos y yo dimo un paso más y bueno… creo que…
- ¡Estás embarazada! –la interrumpí.
- No te enfades. Sé que los dos somos jóvenes pero… -dijo Patri mientras sus mejillas se tornaban de rojo.
- ¿Lo vais a tener? ¿Voy a ser tía? ¿Carlos lo sabe?
- No lo sé. No lo sé. Aún no.
- Tienes que decírselo, ¿te has hecho alguna prueba?
- Sí, dos test de embarazo y… han dado positivo.
- ¿Has oído Vane? ¡Voy a ser tía! –dije abrazando a mi amiga.

De repente… algo en el interior de Vane quería salir, volver a vivir, disfrutar de esa confesión. Primero fue el dedo índice de la mano izquierda.

- ¡Se ha movido! –gritó Patri.
- ¿Qué son estos gritos? ¿Qué pasa? –dijo Dani irrumpiendo en la habitación.

- ¡Se ha movido! –gritamos las dos a coro.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Capítulo 19 ~ Buenas noticias

Pasamos allí toda la noche. Sólo Cora fue capaz de dormir un poco. Miré el reloj. Las seis de la mañana. Desde que Álvaro volvió de la habitación de Vane no habíamos tenido más noticias, según los médicos sólo nos quedaba esperar.

- Voy a por un café. –dijo Blas. -¿Queréis algo?
- Espera, voy contigo. –respondí. –Y de paso voy al servicio.
- Tráeme otro a mí, anda. –dijeron Carlos y Dani.

Nos levantamos y, cogidos de la mano, fuimos hacia la cafetería. De camino entré en el baño. Cerré la puerta, me sujeté el pelo con la mano, me incliné sobre el váter y vomité. Después apoyé las manos en el lavabo, me mojé la cara y me miré en el espejo. Estaba hecha un desastre, las lágrimas habían hecho que el maquillaje de los ojos se esparciese alrededor. Cogí un trozo de papel, lo mojé e intenté limpiarlo un poco, pero resultó inútil. Salí del baño.

- Sí que has tardado. –dijo Blas.
- Lo siento.
- No lo sientas. –respondió dándome un beso en la mejilla.

Llegamos a la cafetería.

- Tres cafés, por favor. ¿Quieres algo princesa? –me sugirió Blas.
- No gracias… no tengo hambre… -respondí.
- Tienes que comer algo… -dijo Blas con cara de pena.
- Luego si eso bajo a por un sándwich. –dije mintiendo.

Me senté en una de las mesas mientras esperábamos y saqué el móvil. Tenía un montón de mensajes pero no los leí. Bloqueé la pantalla y me miré. Blas llegó con los tres cafés en una bandeja y, al verme, dejó todo encima de la mesa. Me quitó el móvil y dijo:

- Estás preciosa.
- No es cierto Blas. No puedo estar preciosa cuando una de mis mejores amigas está en coma y no sabemos si despertará.
- Aun así, estás preciosa. ¿Quieres que subamos y preguntemos si puedes pasar a verla?

Asentí.
Pulsamos el botón del ascensor y, una vez dentro, el botón de la planta 5. Cuando se cerraron las puertas, Blas se acercó a mí y me secó las lágrimas.

- Me acuerdo que ayer, cuando vimos Titanic, también lloraste pero a la vez sonreías…
- Lo siento Blas, pero necesito saber que Vane va a ponerse bien.
- Sólo quiero verte llorar si es de alegría, ¿vale?

Se acercó aún más a mí, sosteniendo la bandeja con la mano izquierda. Sus labios rozaron los míos pero algo nos interrumpió. Era mi móvil. Era Carlos. No me dio tiempo a contestar cuando la voz de Patri dijo ilusionada a través de la línea:

- ¡Buenas noticias!
- ¿Ha despertado? –dije mientras ponía el altavoz.
- No lo sé, pero nos han dicho que ha mejorado mucho.


Colgué. Abracé a Blas con tanta fuerza que la bandeja con los cafés acabó en el suelo. <<Te lo dije>> me susurró al oído.