Entramos en el McDonald’s. Hacía bastante frío pero, aún
así, Patri y yo íbamos en manga corta. Pedimos dos McFlurry de oreo con
chocolate y nos sentamos en una de las pocas mesas que quedaban libres.
Yo: ¿Y qué?
¿Qué va a pasar contigo y con mi hermano?
Patri: No lo
sé… la verdad es que no estamos acabando demasiado bien…
Yo: Pues
vaya… es una pena… me hacía ilusión tenerte como cuñada.
Patri: Ya… a
mí también me hacía ilusión, pero bueno, no puede ser…
Yo: Algo se
podrá hacer, ya verás como sí.
Patri: No
creo, ni lo intentes. Básicamente él pasa de mí y yo paso de él. Sencillamente
nos ignoramos.
Miré hacia
la puerta. Alguien acababa de entrar. Me dijo hola con la mano. Era mi hermano.
Yo: Voy a saludar a mi hermano, ¿vale?
Patri: Vale,
yo te espero aquí.
Me levanté y
me acerqué a Carlos.
Yo: ¡Holi!
Carlos: ¿Qué
haces con Patri?
Yo: Es mi
amiga, Carlos, aunque tú ya no salgas con ella.
Carlos:
Vale, vale… Bueno, ¿y qué tal?
Yo: ¡Pues
bien! Veo que has cambiado de amigos. ¡Si es que no me cuentas nada!
Carlos:
¡Jajajaja! Sí. Verás, estos son Blas, David, Dani y Álvaro. Chicos, ésta es
María, mi hermana.
Yo: ¡Encantada
chicos!
El chico al
que Carlos me había presentado como Blas se acercó y me dio dos besos. Los
demás se limitaron a sonreír.
Blas: Igualmente guapa.
Yo: Bu…
bueno, me voy con Patri, ya nos veremos, jajaja
Volví a la
mesa donde me había con mi amiga.
Patri:
¡Madre mía! ¡Cómo te ha mirado!
Yo: ¿Quién?
Patri: Ese
chico, el amigo de Carlos (dijo señalando a Blas)
Yo: ¿Blas?
¡Qué va! ¡Anda de comer helado que se te está subiendo a la cabeza!
Reímos. La
gente se nos quedó mirando muy raro, pero ya no nos importaba lo que pensaran
los demás. Habíamos llegado a la conclusión de que simplemente éramos
especiales. Por eso nos hacíamos llamar las Teletabis.
Terminamos
los helados, recogimos las cosas y nos fuimos. Cuando salimos, Carlos miró a
Patri de forma nostálgica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario