sábado, 26 de octubre de 2013

Capítulo 7 ~ Unos regalos más que perfectos

Me senté en una de las sillas. Todos estaban a mi alrededor, expectantes por ver la cara que ponía al abrir y ver cada regalo. La primera que me dio la sorpresa fue Patri.

Patri: ¡Primero el nuestro! Estos regalos es de Vane, Aida, Cora y mío.

Lo cogí y lo abrí. No me lo creía. Eran dos entradas para la premiere de una de las películas que más ilusión me hacía ir a ver. En Lllamas. La segunda parte de Los Juegos del Hambre. No pude evitar llorar.

Yo: ¡Muchísimas gracias chicas! ¡No sabéis la ilusión que me hace ir! ¡Sois las mejores!
Patri: ¿Con quién vas a ir?
Yo: Creo que ya sé con quién…
Patri: jajajaja

Me sequé las lágrimas. Estaba muy emocionada. Eso sí que no me lo esperaba.

Carlos: ¡Me toca!

Carlos me dio una cajita envuelta en papel de Bob Esponja. La abrí con cuidado.

Yo: ¿En serio Carlos?

Dentro de la caja había un papelito en el que ponía: “Instrucciones”.

Carlos: Tienes que buscar tu regalo. ¡Jajajaja!
Vane: ¡Qué divertido!

Abrí el papel:

1. Ve hacia la puerta del salón.
2. Camina 5 pasos hacia la derecha.
3. Sube 3 escalones.
4. Mira a tu izquierda.

Hice todo lo que ponía en las instrucciones. Los demás me miraban divertidos. Cuando llegué al tercer escalón y miré a mi izquierda lo vi. Eran unas llaves.

Yo: ¿Unas llaves?
Aida: ¿De qué son las llaves?
Yo: Pues no lo sé… no lo pone.

Carlos cogió las llaves.

Carlos: ¡Mierda, se me ha olvidado uno de los papeles!
Yo: ¿Qué papel? ¿Qué ponía?

Carlos miró en los bolsillos de su pantalón.

Carlos: ¡Aquí está!
Yo: Trae, ¿qué pone?
Carlos: Léelo tú misma.

Lo leí en voz alta: Sal a la calle y eso que tiene un lazo enorme es para ti. Sácate el carné pronto.
Instintivamente cogí a Blas de la mano y salí corriendo a la calle. Grité y abracé a mi hermano con todas mis fuerzas.

Yo: ¡Una moto! ¡Muchas gracias Carlos! ¡Muchísimas gracias a todos! ¡Sois los mejores!
Carlos: Hermanita, que la moto es de todos los chicos.
Yo: Gracias. Gracias. Gracias. Gracias. Dani, David, Álvaro, Blas, Carlos, ¡sois geniales! ¡Os quiero muchísimos a todos!

Todos rieron. Estábamos en medio de la calle. Yo llorando de emoción. Ellos riendo. Abracé a Blas y esta vez fue él quien unió sus labios con los míos.

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