miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capítulo 15 ~ Ésta princesa sí llora

Blas y yo habíamos decidido poner una película. Él había insistido en ver “Titanic” y a mí me encantaba. Preparamos unas palomitas y nos sentamos en el sofá. Cuando en la pantalla aparecieron las palabras: “The end” las lágrimas recorrían mis mejillas.

Blas: ¿No dijiste que te gustaba esta película?
Yo: Y me encanta, pero no puedo evitar llorar cuando la veo.

Apagué la televisión.

Yo: Voy a encender la luz.

Blas me cogió del brazo, buscó mi cara con las manos y me secó las lágrimas.

Blas: Las princesas no lloran.
Yo: Pero yo no soy una princesa.
Blas: Sí que lo eres.
Yo: Pues habrá que cambiar la frase, porque esta princesa sí que llora.
Blas: Pues secaré tus lágrimas.
Yo: Te quiero.

Blas me acercó a él y me besó. <<Bip bip>>.

Yo: Un whatsapp.

Cogió el teléfono y leyó el whatsapp en voz alta:

Blas: Chicos, ¿salís a cenar con nosotros?
Yo: ¿Quién lo ha dicho?
Blas: David.
Yo: ¿Salimos?
Blas: Vale, ¿les digo que a las 21.00 en la McDonald’s?
Yo: Genial.

Lo puso por el grupo. Todos dijeron que sí, excepto Patri y mi hermano.

Blas: ¿Se lo decimos  a Carlos y a Patri?

Justo en ese instante Carlos y Patri abrieron la puerta.

Carlos: ¡Hola!
Blas: Hola chicos, hemos quedado a las 21.00 en el McDonald’s.
Patri: ¿Y qué hora es?
Yo: Pues son las… ¡20.30! ¡Mierda, que no me da tiempo a prepararme!
Patri: María, ¿por qué lloras?
Yo: ¡Jack se ha muerto!
Patri: ¿Qué Jack?
Blas: Es que hemos visto “Titanic”. Jajaja.
Patri: ¿Cómo elegís esa película?
Blas: Dijo que le encantaba. Jajaja.
Yo: Bueno, me voy a prepararme.
Blas: Vale, yo tendré que pasar por casa a por algo de ropa.
Carlos: Venga que te la dejo yo, que no tenemos tiempo.

Nunca me había arreglado para salir en tan poco tiempo. Eran las 20.45 y ya estaba preparada para salir por la puerta. Me miré en el espejo. Éste me devolvió la imagen de una chica con un vestido negro de palabra de honor, zapatos de tacón y pelo recogido en una coleta de la que caían dos mechones de pelo oscuro a ambos lados de la cara.

Blas: Estás preciosa.

Miré al espejo. Estaba justo detrás de mí. Carlos le había prestado unos pantalones vaqueros negros y una camiseta blanca de manga corta.

Yo: Gracias, pero tú tampoco te quedas atrás.

Me besó. Carlos tosió disimuladamente detrás de nosotros.

Carlos: Llegamos tarde parejita.
Yo: ¡Vamos!


Cogí a Blas de la mano. Mientras Patri me susurraba al oído: “Tenemos que hablar”. 

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